jueves, 20 de enero de 2011

Y para terminar...

Bueno y como final a esta asignatura, una valoración general sobre los aspectos trabajados: Comprensión oral, comprensión escrita, expresión oral y expresión escrita.
Comprensión oral: En este tema y teniendo las fichas hechas durante el curso al lado, creo que me he mantenido bastante bien, ya que me considero una persona que escucha a sus compañeros porque creo que se puede aprender mucho de los demás. Sólo hay casos puntuales en los que quizás he prestado menos atención, como puede ser la clase previa a un examen. Para mejorar, saber hacer preguntas adecuadas, ya que nunca se me ocurre ninguna.

Comprensión escrita: Durante el curso, sólo hemos hecho dos actividades, la del texto de los instrumentos que me salió un poco mal y la del farmacéutico que debido a las inferencias me confundí en bastantes cosas. En este aspecto, me considero que estoy un poco floja, ya que necesito leerme varias veces un texto para enterarme del todo. Además hago demasiadas inferencias y me invento, por así decirlo, las cosas que no ponen en el texto. Me han dicho, que no pongo toda la atención que debería en lo que leo, no sé si será por eso, aunque soy bastante despistada, o será por otra cosa. La verdad es que debo cambiarlo y debo mejorarlo bastante, ya que no puedo tirarme tanto tiempo para entender un texto, así que practicaré más y pondré mucha más atención.


Expresión oral: En este aspecto creo que es en el que más he mejorado y en el que más me queda por mejorar. Empecé la presentación con muchos nervios, me temblaba todo, sobre todo, la voz. Además no podía dejar de decirme a mi misma mientras hablaba que lo estaba haciendo fatal. Hoy, después del último monólogo y de muchas exposiciones en este cuatrimestre, puedo decir que por lo menos ya no me tiembla la voz cuando hablo y que me siento mucho más cómoda cuando me pongo enfrente de la clase, sigo estando un poco nerviosa pero ya no tiemblo. Las muletillas, no sé si las sigo diciendo, sinceramente, no soy consciente pero estoy intentando corregirlas. Como he dicho al principio, me queda mucho por cambiar, como intentar mirar más a la clase, no tanto para abajo y algunas de las técnicas para mantener la atención de los compañeros, como cambiar el tono de la voz. Son cosas difíciles pero si he mejorado tanto en cuatro meses, en cuatro años sé que lo conseguiré. Creo que a veces sé como sacar una pequeña sonrisa cuando hablo y no hacer mi exposición muy aburrida, intentaré perfeccionarlo más.

Expresión escrita: En este apartado, yo siempre he creído que estaba bastante bien, ya que nunca he tenido faltas de ortografía, sin embargo, durante el curso y con todos los trabajos subidos a este blog, me he dado cuenta de que mi problema son los signos de puntuación. No pongo las comas ni los puntos en el sitio que debería, ya que a mi siempre me habían dicho que la colocación de estos era más o menos donde tu querías, siempre que tuviera sentido y te permitiese hacer pausas y no ahogarte al leerlo. Es una cosa en la que he mejorado bastante o, por lo menos, he visto el fallo. Al principio, me costó mucho, yo no sabía donde poner cada signo o porqué iba ahí, me ayudó bastante la lista de errores frecuentes que nos mandó Irune, siempre la tenía al lado cuando escribía un texto.
Seguiré fijándome para intentar corregirlo y espero, ya que me gusta bastante escribir, poder corregirlo en un futuro del todo.

Como conclusión decir que todo esto con trabajo, esfuerzo y seguimiento se puede mejorar y que gracias a esta asignatura me he dado cuenta de lo que puedo mejorar y como puedo hacerlo. ¡Gracias Irune!

miércoles, 19 de enero de 2011

Una carta muy...¿típica?

Queridos Reyes Magos de Oriente:

Os podría decir que este año he sido muy buena pero, quizá os mentiría y ya no me gusta mentir. Otros años lo he hecho y no me ha salido muy bien, no me ha gustado lo que me habéis traído. Este año lo intentaré de nuevo.
Me gustaría una habitación nueva con baño, es bastante desagradable que te estés preparando un sábado para salir y quiera entrar toda tu familia porque le ha surgido la necesidad en ese momento, entonces tienes que salir con el pelo sin espuma, se te seca, se te encrespa y ya la hemos liado...vuelta a empezar!
También quiero un pelo nuevo, éste es bastante complicado de peinar, me da mucho trabajo y como bien sabéis, soy un poco vaga.
Además, me gustaría que me trajéseis un váter para mi perra, ya que me da mucha pereza bajarla todas las noches y al mediodía los fines de semana. Quiero un váter especial para que haga sus necesidades y no tenga que molestarme a mi. Pero que sea algo limpio, por favor.
Por último, quiero un poco de paciencia ya que carezco de ella y me hace mucho falta.
Y claro, no m olvido del amor, la paz en el mundo, la amistad, que se acabe la pobreza y esas cosas que se suelen pedir por estas fechas y que quedan muy bien.


Atentamente:

Míriam Gómez, una niña ilusionada

domingo, 2 de enero de 2011

El gigante y el guisante.

Había una vez una basta extensión de terreno, rodeada por un hermoso lago de aguas cristalinas, estaba gobernada por un gigante. Ted, que así se llamaba, era el típico gigante grande, verde y de gran corpulencia que aparece en todos los cuentos populares, también era el dueño de la mayoría de las tierras del reino. Éste obligaba a los ciudadanos a trabajar de sol a sol en dichas tierras para poderse alimentar.
Los campesinos, debían darle la mayoría de la cosecha recogida, por lo que no tenían casi ni para comer ellos. Cuando no recogían lo que al gigante le parecía necesario, se comía a un miembro de la familia, para que les sirviese de escarmiento a todos los demás.
Ted creía que era el gigante más afortunado de todo el mundo, creía que nadie podía ser más feliz que él. Un día, cuando estaba comiendo se atragantó con un guisante. Todos sus sirvientes, intentaron sacárselo pero al no poder, el gigante decidió mandar un comunicado al pueblo, diciendo que quien fuese capaz de sacarle el guisante recibiría todas sus tierras y todas sus riquezas como recompensa.
Mucha gente se presentó en el castillo para intentar que Ted escupiese el guisante. Unos probaban dándole golpes en la espalda, otros con pequeños golpes en la boca del estómago pero al ser tan grande nadie consiguió el objetivo. Pasaban los días y el gigante comenzaba a agonizar.
Hasta que un día, apareció un pequeño niño, con vestimenta de un campesino pobre, tenía tan solo 10 años y se llamaba Fer. Era bajito, con unos grandes ojos negros, pelo negro y la piel sucia de no haberse duchado en unos cuantos meses Al principio, el gigante sintió desconfianza por un niño así, sin embargo, no le quedaba otra opción, ya que habían pasado por allí todos los hombres del pueblo desde el más fuerte hasta el más flaco, desde más viejos hasta el más joven, todo el mundo lo había intentado sin éxito. Fer, hizo a Ted tumbarse en la cama y descalzarse, cogió una pluma de pato y comenzó a hacerle cosquillas por la planta del pie, hasta que estornudó y sorprendentemente, el guisante salió disparando, quedando a salvo.
El gigante, como había prometido, le ofreció todas sus tierras y toda su fortuna pero éste le dijo que no lo quería, porque él no lo hacía por dinero, sino para que el pobre gigante no sufriese más, dándole a entender que lo más importante no es la riqueza ni el dinero, sino el bienestar de los demás. Desde ese mismo momento, el gigante se propuso ser más generoso y no devorar a nadie más. A partir de ese día, los aldeanos no pasaron hambre nunca más.
Ted conserva en el techo de su habitación una pequeña mancha verde que  le recuerda el día en el que pasó de ser un avaro a tener un gran corazón acorde a su tamaño.