Título del cuento: La princesa y los siete bandoleros.
Curso al que va dirigido: 2º ciclo de Educación Primaria
Título del cuento adaptado: Pedriño y los lobos
Había
una vez en el siglo XIX un niño llamado Pedriño de 10
años, vivía en las costas gallegas, concretamente en La Isla de Arousa. Vivía
en una humilde cabaña junto a sus padres pescadores. Cada mañana se levantaba
pronto para acompañarles a faenar, sabía que era un trabajo duro, pero era lo
que había visto desde pequeño y le gustaba, él era feliz compartiendo esos
momentos junto a su familia.
Un buen día durante una tormenta, cayó por la
borda, siendo arrastrado mar adentro por el oleaje, sus padres, preocupados, le
buscaron durante toda la noche y parte del día. Cuando ya estaban cansados de
buscarle, volvieron a casa y al poco tiempo apareció Pedriño, que en las horas
en las que estuvo perdido fue a parar a un acantilado desierto donde rompían
las olas, allí dentro de una cueva, encontró una perla del tamaño de un huevo y
esperó a que bajase la marea para regresar a su casa con ella. Al llegar a
casa, y sin saber qué hacer con ella, escondió la perla en un cajón de su
habitación, necesitaba tiempo para pensar cómo contarlo y qué hacer con ella.
Una mañana, mientras su madre limpiaba la
cabaña, se encontró la perla en el cajón, incrédula corrió por el pueblo hasta el puerto llena de
alegría gritando: “¡Somos ricos!, ¡somos ricos!”. Cuando llegó, abrazó a su
hijo y le dio las gracias. La noticia corrió por el pueblo como la pólvora,
todo el mundo admiraba a esa familia que se había vuelto rica de la noche a la
mañana, en especial a Pedriño. Todo el mundo le quería menos una persona, su
padre, que sentía una gran cantidad de celos al ver como su hijo triunfaba,
mientras que él no había conseguido más que lo necesario para vivir en sus 30
años trabajando.
Una noche, a la salida de la cantina, su
padre que había bebido más de lo normal, llegó a casa y empezó a gritar al niño:
-
¡Me debes obediencia, soy tu padre! ¡Era yo quien tenía que haber
encontrado la piedra y no tú, niñato malcriado!
Al acabar esta frase le abofeteó, le zarandeó
propiciándole un par de insultos más y le tiró al suelo, alejándose de él
mientras mascullaba:
-
¡No quiero volver a verte en la vida o te mataré!
Pedriño, muy asustado por todo lo que le
había dicho su padre, salió corriendo de casa, no sin antes coger un recuerdo
de su madre, una vieja medalla que se puso al cuello. Una vez en la calle, corrió
y corrió sin saber hacia dónde iba, cuando se quiso dar cuenta estaba perdido
en mitad de un bosque, hambriento y muerto de sueño. Se sentó e intentó
acurrucarse a los pies de un árbol, cuando de repente empezó a oír unos ruidos,
asustado por todo lo que le había pasado y por las historias que contaban los
lugareños de las meigas, se quedó inmóvil. Al ver que el ruido no cesaba,
decidió ir a ver de qué se trataba, a medida que se iba acercando, se fue dando
cuenta de que el ruido era en realidad un sollozo, entonces vio un lobo chiquitito
que tenía una pata atrapada en un cepo de un cazador. Pedriño, sintió tanta
pena que fue a liberarle, cuando de repente apareció un lobo mucho más grande
que le empezó a gruñir, parecía la madre del lobo chiquitito. El niño,
perplejo, con movimientos lentos, se acercó al cepo y liberó al lobito,
acercándolo despacio a lo que parecía su madre. Ésta recelosa, le observó,
cogió al cachorro y se lo llevó, desapareciendo en el bosque.
El pequeño más tranquilo, se volvió a
acurrucar a los pies de un árbol para intentar conciliar el sueño, se quedó
dormido sin darse cuenta. A la mañana siguiente, al despertarse, se encontró a
la loba acurrucada junto a él, al principio se asustó, sin embargo se dio
cuenta que no le había hecho nada por lo que le inspiró más confianza. Al
levantarse, ésta se despertó, le lamió la cara, le cogió de la manga y le llevó
hasta una cueva, donde pudo reconocer al lobito que había salvado la noche
anterior.
Pasó varios años con ellos, en los cuales se
cuidaron mutuamente, todas las mañanas, la loba conseguía comida, mientras él construía
un refugio mejor y cuidaba de los que consideraba sus hermanos. Un día cuando
la loba salió a por el alimento de todas las mañanas, Pedriño oyó un disparo e
inmediatamente después, escuchando llorar a la loba, por lo que salió rápidamente
en su búsqueda, encontrándola malherida y rodeada de tres cazadores que pretendían
acabar con ella definitivamente. Pedriño no lo dudó momento y se interpuso en
el camino de la bala, dándole a él en un brazo.
Los cazadores se quedaron atónitos ante aquel
comportamiento y llevaron a Pedriño al pueblo para que le curasen, allí contó
su historia ante la mirada incrédula de los habitantes del pueblo que lo daban
por muerto. Cuando llegó su madre, no le creía, había cambiado mucho desde la
última vez. Sin embargo. Pedriño se levantó la camiseta y le enseñó la cadena
que años atrás, había cogido antes de irse de casa.
Su madre, emocionada, le dio un abrazo. Su
padre, muy avergonzado, se acercó, le pidió disculpas y le dijo que como
símbolo de arrepentimiento, irían al bosque, cogerían a la loba y a los lobitos
y les bajarían al pueblo para que no les pasara nada y viviera junto a ellos.
Así que así lo hicieron, el pueblo tenía nuevas mascotas, a las que adoraban
por lo que…
TODOS
VIVIERON FELICES Y COMIERON PERDICES
ASPECTOS QUE HE
CAMBIADO
-
En el cuento que tenía que adaptar, la protagonista es una chica, en
este es un chico.
-
La clase social: en el cuento de “La princesa y los siete bandoleros”,
la protagonista era de clase social alta, era princesa, sin embargo, en este
cuento el protagonista es de clase baja.
-
En el cuento contado por Irune, a la protagonista la acogen bandoleros
y en éste, la acogen unos lobos.
-
En el cuento que he adaptado, el protagonista no acaba casándose con
nadie.
He querido hacer un cuento más infantil, con
animales y con la clase social baja, para que los niños se sientan más
identificados y para fomentar la amistad con los animales.
ASPECTOS QUE NO HE
CAMBIADO
-
En los dos cuentos, los protagonistas se escapan por celos o envidias.
-
En ambos, los dos protagonistas regresan con sus padres y tienen un
final feliz.
-
En los dos cuentos, ambos son protegidos por algo o alguien
-
Para salvarse, los dos protagonistas recurren a algo que llevan de su
madre.
Los aspectos anteriores he preferido
mantenerlos porque me parecen claves e importantes en la historia.
Un cuento precioso y, a pesar de ser muy muy diferente, has respetado el esqueleto del original. ¡Enhorabuena! Está perfecto.
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